Nuevamente tuve la
estúpida idea de que por fin caminarías a mi lado, hablarías conmigo de cualquier
cosa sin importancia simplemente para pasar el tiempo conmigo y me sonreirías
de una forma sumamente especial, una de esas sonrisas que son suficientes para
decirlo todo. Pero una vez más, tomaste un rumbo diferente y me dejaste ahí,
sola y desilusionada, como tantas otras veces...
Sí, ya sé que no
me quieres, que no soy más que una conocida
para ti, pero no puedo dejar de fantasear de la noche a la mañana con todo
lo que me gustaría que pasara.
No voy a mentir, esto
sigue igual que ayer, te sigo queriendo, pero sí puedo asegurar que una cosa ha
cambiado, aunque para ello tuvieran que pasar doscientos cuarenta y nueve días y un minúsculo dolor en el pecho
al verte sonriéndole a aquella chica: he
comprendido perfectamente que tú jamás llegarás a quererme.
Sólo me queda continuar con esto
de tratar de no mirarte de lejos, de no querer que te cruces en mi camino, de
no sentirme como tonta cuando te tengo cerca, de no sentir que me falta el aire
cuando me sonríes, y todas esas cosas que no puedo evitar.
Pero tengo la esperanza de que a
partir de hoy todo sea más fácil: he matado toda posibilidad de que me quieras,
dejar de quererte seguro será pan comido…
Atentamente:
La chica que se enamoró de ti por un
simple sonrisa'