Estaba loca, joder, estaba loca. Tenía en su cabeza una locura preciosa. ¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella? (Elvira Sastre)

Jul 26, 2014

Alguien que no soy yo.

Recuerdo que odiaba  que no tuvieras novia, porque no podía abandonar la esperanza de que quizás, si me esforzaba, tendría alguna oportunidad contigo, que en un futuro no muy lejano te fijarías en mí y seríamos lo más perfecto.
Recuerdo que deseaba encontrarás a alguien, alguien que te llenara en todos los sentidos y fueras feliz a su lado, y así, yo podría entender y empezaría a olvidarte. Vaya mentira, ¿en qué carajos pensaba? ¿A quién intentaba engañar? Ahora odio enterarme de que sí, ya no estás solo…
Porque incluso cuando lo estabas pensaba que quizás tenías tus amoríos por ahí, como todo adolescente, pero sólo eran especulaciones. Quizás besabas bocas –¿quién no querría besarte?–, pero quizás reservabas muy bien tus labios. Quizás mirabas bonito a cierta chica de tu escuela, pero quizás nadie llamaba tu atención. Quizás aquella chica era algo más que tu amiga, pero quizás tenían tantas cosas en común que se llevaban de maravilla, sólo como amigos. Quizás llegabas a una fiesta de la mano de alguien y la abrazabas por la cintura, pero quizás eras tímido como siempre y no intentabas nada. Quizás tenías sexo casual –con esta juventud de ahora–, pero quizás tú seguías sin ser de esos chicos. Quizás. 50/50.
Ahora es un hecho. Ahora tienes a quien besar. Ahora tienes a quien mirar bonito. Alguien con quien despertar cada mañana. Alguien a quien abrazar, a quien dedicarle sonrisas y piropos y sonrojar sus mejillas. Ahora tienes con quien caminar por las calles tomados de la mano, curiosear sobre la forma de las nubes, hablar de todo, y ver pasar las horas. Ahora tienes a alguien. Alguien con quien crear recuerdos, y pasar unos hermosos meses a su lado, como yo siempre soñé que tuvieras… conmigo.


Jul 6, 2014

Ruby Sparks.

«Esta es la historia verdadera e imposible de mi gran amor. Espero que ella no lo lea y me reproche que me he reservado numerosos detalles: su nombre, los datos sobre dónde nació y creció y las cicatrices o lunares que podrían identificarla. De cualquier modo, no puedo evitar escribir esto para ella. Quiero decirle: “Lamento cada palabra que escribí para cambiarte. Lamento muchas cosas. No te valoré cuando estabas aquí; y ahora que te has ido, te veo en todas partes”. Uno podría leer este libro y pensar que es magia… pero enamorarse es un acto de magia. Y escribir también lo es. Alguien dijo sobre El guardián entre el centeno: “El milagro poco común de la ficción ha sucedido de nuevo. Un ser humano ha sido creado a partir de tinta, papel e imaginación”. Yo no soy D. J. Salinger, pero fui testigo de un milagro poco común. Todo escritor puede atestiguar, que en su estado más afortunado y feliz, las palabras no provienen de uno, sino a través de uno. Ella vino a mí íntegramente. Yo sólo tuve la fortuna de estar aquí para recibirla».

–Calvin Weir-Fields, en Ruby Sparks.