Estaba loca, joder, estaba loca. Tenía en su cabeza una locura preciosa. ¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella? (Elvira Sastre)

Sep 10, 2016

No puedo soltarte.

Me pregunto qué pensarás tú de todo esto. Me pregunto si sentirás las cosas lindas que me escribes, cuando de pronto me besas y ya no podemos parar.
A veces se me olvida que ya no somos. A veces te siento de nuevo conmigo que me descubro siendo inmensamente feliz, como si todo hubiese quedado en el pasado y nos estamos dando la oportunidad de intentarlo de nuevo. Pero no por mucho tiempo, en seguida me cae el veinte. Tú y yo ya no somos. Pero entonces ¿qué somos? ¿Qué estamos haciendo? ¿Somos “amigos” (así entre comillas) acaso? ¿Lo podemos definir así? ¿Para ti eso somos?
Tengo miedo. Miedo de lo que me estoy haciendo. Aún te amo. Y definitivamente no te estoy superando, ni mi amor ni mis ganas han disminuido ni una micra, y tengo la sospecha de que, aunque me niegue a admitirlo, en el fondo aún quiero que regreses. Y tengo una sospecha más grande  de que yo para ti ya soy un círculo cerrado, no hay retorno, sólo besos y abrazos y sexo cuando tienes ganas. Y qué mierda.

Tengo miedo de lo que me estoy haciendo… pero es que no puedo y no quiero soltarte.

May 29, 2016

Nada es como antes.

«Ya no son como antes, esas largas conversaciones hasta la madrugada, riendo al otro lado de la pantalla sin necesidad de verte, queriéndote sin sentirte, donde sólo estábamos nosotros, sin distracciones, sin resentimientos, no había malos recuerdos, todo un día completo de ti y más de ti antes de dormir.
Ya no son como antes, esos paseos alejados de todos, sin prisa, con calma, relajados, disfrutando del momento entre nosotros, no había silencios, no te aburrías de lo que decía y siempre teníamos algo que contarnos.
Ya no son como antes, esas despedidas y saludos, donde nos importaba mucho el pensar que no hablaríamos hasta vernos de nuevo, donde te preocupaba si me pasaba algo, cuando me besabas con intención de que me quedara y no de que me fuera. Cuando sonreías al verme llegar de lejos y no importaba quién estuviera, tenías tiempo para mí y me volvía tu centro de atención.
Definitivamente ya nada es como antes.»

Encontré entre mis notas el texto que un día escribiste tú. Ha pasado mucho tiempo desde entonces y por supuesto que ya nada es como antes, pero ¿sabes? Aquí dentro de mí todo sigue intacto. Sigo prefiriéndote sobre todas las cosas. Sigo queriendo contarte todo y pasar el día entero a tu lado. Y aún cuando ambos cambiamos, siempre encontré algo nuevo  en ti por lo cual enamorarme. Y aquí sigo. Te sigo amando.
Pero definitivamente nada es como antes, tus sentimientos no son recíprocos. Te aburrí. Se acabó. Te fuiste. Y no entiendo, ya nada es como antes, tú ya no eres el de antes, pero ¿por qué mi amor sí?

Feb 22, 2016

Quédate.

Conocí a un hombre y desde que estoy con él me siento segura. Completa.
Me toma de la mano al cruzar la calle. Me despierta con un mensaje de buenos días, cómo dormiste. Me pregunta a todas horas si ya comí, si ya hice mis tareas, si puede ayudarme en algo. Me mira con sus brillantes y dormilones ojos negros de una manera hipnotizante y me susurra un “¿por qué eres tan bonita?” y me besa a media sonrisa. Y a mí me aletea el colibrí en el pecho.
Me toma de la mano al cruzar la calle. Me dice que no llegue tarde a casa. Se preocupa por mis horas de comida. Me despierta con mensajes bonitos. Me cuida. Me busca. Me encuentra. Me mira de lejos con sus bonitos y dormilones ojos negros que no me canso de describir, y me sonríe, y aprieta los labios y me besa. Y me cuenta cómo estuvo su día. Y se interesa por el mío. Y hace chistes por todo. Y reímos mucho. Y justo ahí somos muy felices.
Conocí a un hombre y desde que estoy con él me siento segura. 
Y desde que se fue algo me falta, y duele, duele aquí donde la gente dice que tenemos el corazón.

Quiero que vuelva. Quiero que se quede (conmigo). 

Jan 13, 2016

Aunque tú no lo sepas.

Me siento a tu lado en el salón y cuando empieza la clase te miro por el rabillo del ojo.
Y escucho cómo susurras las respuestas a las preguntas del profesor, ese "sí" con sonrisa cuando aciertas, ese "rayos" cuando no.
Pones toda tu atención, escribes en tu libreta dictándote a ti mismo en voz baja para ordenar tus ideas, con esa letra pequeña que tanto conozco y que me contradices cada que te digo lo bonita que es.
Afirmas con la cabeza, levantas las cejas sorprendido y me volteas a ver feliz y dices "no sabía eso". Y yo te sonrío porque me encantas. Y tú me sonríes porque lo sabes, pero no nos decimos nada.
Y fijas tu vista al pizarrón de nuevo, y yo te sigo viendo durante el resto de la hora. Y de repente me encuentro pensando en la suerte que tuve de haberte conocido, y de repente ya no sé de qué hablan todos. Y echo un vistazo a tus notas tratando de adivinar, me da vergüenza preguntarte, no quiero que sepas que me he perdido.
Mantengo el curso de nuevo, pero te miro y se repite todo.
Al terminar la clase me cuentas que empezaste a divagar cuando el maestro hablaba sobre tal cosa, y te perdiste también. Y yo me río. Y me pregunto si acaso yo te generaré cierta distracción. Y me pregunto cómo irá a terminar esto, tú tan distraído, y yo tan no puedo concentrarme si te tengo cerca. Aunque tú no lo sepas.
Pero qué más da. Qué bonito despertarse cada mañana sabiendo que te voy a ver.

Qué bonito es el optimismo, joder.