Mi abuelo siempre me decía
que el otoño era la estación idónea para arrancar de raíz cualquier cosa que no
quieras que vuelva a molestarte.
“En
los meses de primavera todo está demasiado lleno de vida. En verano está
demasiado fuerte y no hay manera de
soltarlo. Pero en otoño, en otoño todo está cansado y dispuesto a morir…”
Entonces así será. No te
voy a dejar de amar hoy, ni mañana ni al siguiente día. En otoño será. En otoño
dejarás de dolerme, si es que algún día puedo dejar de pensar en ti sin que me
duelas. Supongo que podré. Sólo son un par de
meses más. En otoño me llevaré a la azotea el montón de cajas en las que
te he estado guardando por partes por pensar que acordarme de ti de vez en
cuando no me haría ningún daño –pero lo ha hecho–, y ahora quisiera que ya no
me dolieras tanto.
Pero en otoño todo
cambiará, nada puede salir mal, sólo es cuestión de esperar…