Estaba loca, joder, estaba loca. Tenía en su cabeza una locura preciosa. ¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella? (Elvira Sastre)

Jan 13, 2016

Aunque tú no lo sepas.

Me siento a tu lado en el salón y cuando empieza la clase te miro por el rabillo del ojo.
Y escucho cómo susurras las respuestas a las preguntas del profesor, ese "sí" con sonrisa cuando aciertas, ese "rayos" cuando no.
Pones toda tu atención, escribes en tu libreta dictándote a ti mismo en voz baja para ordenar tus ideas, con esa letra pequeña que tanto conozco y que me contradices cada que te digo lo bonita que es.
Afirmas con la cabeza, levantas las cejas sorprendido y me volteas a ver feliz y dices "no sabía eso". Y yo te sonrío porque me encantas. Y tú me sonríes porque lo sabes, pero no nos decimos nada.
Y fijas tu vista al pizarrón de nuevo, y yo te sigo viendo durante el resto de la hora. Y de repente me encuentro pensando en la suerte que tuve de haberte conocido, y de repente ya no sé de qué hablan todos. Y echo un vistazo a tus notas tratando de adivinar, me da vergüenza preguntarte, no quiero que sepas que me he perdido.
Mantengo el curso de nuevo, pero te miro y se repite todo.
Al terminar la clase me cuentas que empezaste a divagar cuando el maestro hablaba sobre tal cosa, y te perdiste también. Y yo me río. Y me pregunto si acaso yo te generaré cierta distracción. Y me pregunto cómo irá a terminar esto, tú tan distraído, y yo tan no puedo concentrarme si te tengo cerca. Aunque tú no lo sepas.
Pero qué más da. Qué bonito despertarse cada mañana sabiendo que te voy a ver.

Qué bonito es el optimismo, joder.