Si no le conociera, diría que siempre va
por el mundo persiguiendo malas experiencias y malgastando su tiempo en los
amores más imposibles que se le cruzan en su camino. Porque no es la primera ni
la última vez que pasa por algo así: un sentimiento inmensurable que no es
correspondido que se convierte después de unos meses en un vacío gigantesco en
el estómago, de esos que te retuercen hasta más no poder.
Si no le conociera, pensaría que son
tantos los errores que ha cometido que ni intentándolo un millón de veces podrá
levantarse de algo así.
Pero le conozco muy bien, y sé que nada es
cierto. Que a pesar de los malos tragos, de los amores no correspondidos, y de
todo eso que quita las ganas de vivir, siempre tiene una sonrisa en la cara. Y
por supuesto, pluma y papel. Porque aunque lo intente todo y no tenga éxito, por
mucho que sufra, por mucho que llore, por mucho que le rompan el corazón,
siempre hay un espacio en blanco en aquél cuadernillo viejo dispuesto a formar
parte de lo que ella llama su arte.
Yo le conozco bien, cada mala
experiencia, cada lágrima, cada error, cada desilusión, cada fracaso y cada
noche en vela, le lleva a la
inspiración.
Te amo
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