Pero
el hecho de que la sociedad haya elegido este día para derrochar amor,
no significa que yo tenga que hacer lo mismo, no necesito seguir el protocolo. No
quiero entrar a una tienda adornada con corazones para comprar osos de peluche,
rosas, dulces o esos típicos regalos. No quiero escribir cartas por compromiso.
No quiero dar abrazos ni besos que no me nacen dar. No quiero dar tarjetas de felicitación para decir algo que no siento.
Porque, ¿qué sabe una tarjeta sobre mis sentimientos? Si siento algo lo digo o
lo escribo, no necesito ayuda, no necesito de un día especial. Lo siento, pero yo no quiero vivir un San Valentín
comercial. Porque eso es lo que son realmente todos los 14 de febrero:
mercadotecnia.
No comments:
Post a Comment