La estrechó entre sus brazos y ante la
falta de respuesta que mostraba, la obligó a corresponderle. No la tomó por
sorpresa porque ya se lo había advertido, fueron unas de las primeras palabras
que le dijo aquél lunes, pero nunca mencionó el por qué. Y aunque el gesto no
le resultaba extraño por venir de alguien como lo era su amiga, no dejaba de
sentirse aturdida y un poco agobiada. ¿Acaso
algo malo estaba por pasar?
−¿Por qué? –preguntó por fin en cuanto se
liberó de aquellos brazos.
−Porque
es Noviembre –respondió ella sin mirarle, y se marchó.
Era cierto. Noviembre ya estaba ahí.
Noviembre. Tan nuboso, tan húmedo, tan fresco, tan bello, tan digno de
fotografiar en cada uno de sus rincones. Noviembre. Su mes favorito de todo el año, pero al mismo tiempo el más gris de toda su vida. Noviembre.
Por un momento le entró la nostalgia.
Había tantos tristes recuerdos escondidos que resurgían en esas fechas. Pero se
le escapó una ligera sonrisa. Incluso aunque esas tristezas aún no se hicieran
presentes, aquella chica se había adelantado y le había regalado en un abrazo
todo el apoyo que, sin duda alguna, necesitaría muy pronto. No podía haber sido
de otra manera.
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