Estaba loca, joder, estaba loca. Tenía en su cabeza una locura preciosa. ¿Cómo no iba a perder la puta razón por ella? (Elvira Sastre)

Jul 2, 2015

Que te vaya bonito.

A orillas de mi cama me senté y pensé en ti. Pero no te lloré.
Y saqué todas tus cartas de mi monedero, y no te lloré.
Y escondí tu foto detrás de la de alguien más, y no te lloré.
Y borré todas tus fotos de mi teléfono, y no te lloré.
Y le quité la marca de favorito a tu nombre en las redes sociales, y no lloré.
Y me deshice de esa tonta promesa de “en un futuro estaremos juntos”, y no lloré, al contrario, sonreí.
–Ya no hay nada de ti en mí –escribiste.
¿Recuerdas aquél día? Pues desde ese día. Tu noticia cayó como balde de agua fría, pero tampoco te lloré. Ya estamos de acuerdo, ya no hay de ti en mí desde aquél día. Tú ya ni siquiera eres tú, y yo ya no soy yo. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Iniciaste una nueva vida con alguien más, como bien me dijiste, y la verdad es que yo también. Ya no te pertenezco. Y es bonito. Y está bien. De aquél amor sólo quedan recuerdos, y lo admito, a veces pienso en ellos, pero ya no me tocan más.
No sé ni siquiera para qué te escribo. Me curaste, a la mala, pero me curaste.

Ojalá que te vaya bonito.

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