Pasa las primeras
horas de la mañana y por fin logra verle a distancia. No hay manera de
equivocarse, conoce perfectamente su caminar, su postura, su cabello…
Sabe que en cualquier
momento se cruzaran y comienza a ponerse nerviosa. Baja un poco la cabeza, aún
no tiene el valor suficiente para verle de frente, desea desaparecer en ese
momento pero también desea con todas sus fuerzas que por lo menos la salude o
le muestre aquella sonrisa resplandeciente que encanta a su corazón…
¡Y él lo hace! Le sonríe, y le
dice hola con la mano.
Él no lo sabe, pero
aquel insignificante suceso ha hecho que su corazón lata al ritmo del de un
colibrí.
Ella se siente feliz
con el simple hecho de saber que, por un breve instante, la ha visto.
Porque ella siempre
mira en su dirección pero él no le presta atención…
Porque entonces,
cuando nada pasa, se maldice y se enoja consigo misma por ser tan ilusa y haber
creído que un simple saludo significaba algo.
Pero a pesar de todo,
de saber la verdad, de ser consciente de la situación, de tener claras las
cosas, de ilusionarse y desilusionarse tantas veces en tan poco tiempo, su
corazón aún tiene la esperanza de que algún día él se acerque a hablarle…
Y un día lo ve caminar
en su dirección, su corazón salta de alegría, por fin ha llegado el día que
tanto anhela, el día en que se sentará junto a ella y comenzaran a hablar de lo
que sea…
Pero él toma un camino
diferente, sigue de largo, se va, se aleja…
Y así es todos los
días, de lunes a viernes, días llenos de ilusiones y desilusiones…
Ella ha escrito mucho
de él, hasta la cosa más insignificante ha quedado plasmada en aquellos
cuadernos sin pasta, en aquellas hojas sueltas y en aquella pantalla.
No recuerda haber
pasado por algo así antes, es la primera vez que la invade esa necesidad de
formar parte de la vida de alguien…
Quiero ser en tu vida algo más que un instante,
Algo más que una sombra y algo más que un afán.
Quiero ser en ti mismo una huella imborrable
Y un recuerdo constante y una sola verdad…
No sabe qué pasará el
día que él se vaya, todo será tan aburrido… ¿a quién verá?
Como muy pocas veces
quisiera que los segundos, los minutos, las horas, los días, pasaran despacio…
y que cuando esté cerca de él y lo esté viendo duren una eternidad.
Pero todo lo que ella
piensa son sólo deseos, de nada sirven, lo sabe bien. No le queda más que
resignarse y aprovechar el tiempo que le queda, para que cuando se vaya pueda
recordar su rostro con exactitud y sonreír, sonreír por el bello recuerdo que
deseó que pudiera ser algo pero
que al final no fue nada.
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